Proximo Evento

miércoles, 14 de enero de 2015

Moniciones del II Domingo del Tiempo Ordinario

Moniciones
Moniciones para la Misa. 

Por: P Domingo Vásquez | Fuente: Catholic,net

Segundo domingo Ordinario

Monición de entrada:


La respuesta vocacional a Dios que nos llama personalmente por nuestro nombre propio centra la primera lectura de hoy con el sencillo relato de la llamada del profeta Samuel, así como el Evangelio que, a su vez refiere la vocación de los primeros discípulos de Jesús de Nazaret. Dios nos habla de varias maneras. El Bautismo nos capacita para escuchar la llamada de Cristo y en respuesta a esta llamada dar testimonio de El. Nuestra actitud deber ser como la de Samuel: “Habla, Señor; tu siervo escucha”. Escuchemos cuidadosamente la palabra de Dios que viene a nosotros en esta celebración eucarística y respondamos generosamente. De pie, por favor, para recibir a los ministros de esta celebración, mientras cantamos:


Primera lectura: 1 Sam 3b, 3-10.19 (Habla, Señor, que tu siervo Samuel te escucha)

La primera lectura nos presenta la vocación del joven Samuel, el último juez de Israel. Samuel oye la llamada de Dios y responde así: “Aquí estoy”. Como profeta que es Samuel aprende a escuchar y a atesorar la palabra de Dios. Nosotros también tenemos el privilegio de oír la Palabra de Dios. Abramos nuestros corazones a esa Palabra.


Segunda lectura: 1 Cor 6, 23-15.17-20 (Miembros de Cristo y templo del Espíritu)

San Pablo escribiéndole a los corintios viene a recordarnos que nosotros somos miembros del Cuerpo de Cristo y templos del Espíritu Santo. Debemos respetar nuestro cuerpo porque éste, al igual que el de Cristo, resucitará y será glorificado.


Tercera lectura: Jn 1, 35-42 (Vieron donde vivía y se quedaron con Jesús aquel día)

La narración evangélica de hoy se abre con el testimonio que Juan el Bautista da sobre Jesús delante de dos sus discípulos, Andrés y Juan. Ellos escuchan y responden; buscan y siguen; dan testimonio de haber encontrado ya, personalmente, a alguien y al fin escogen quedarse con Jesús a quien su maestro llama “Cordero de Dios”. Como bienvenida a Cristo en el Evangelio, entonemos el Aleluya que significa Alaben a Yavé”


Oraciones de los fieles

1. Por los líderes de las Iglesias: para que den testimonio por medio de su propia vida de que Cristo está vivo. Roguemos al Señor.

2. Por los pueblos ricos: para que compartan y sean solidarios con los que tienen menos. Roguemos al Señor.

3. Por nuestra juventud: para que sepan responder con generosidad a la llamada de Cristo y lo sigan. Roguemos al Señor.

4. Por nosotros reunidos en el Señor: para que sepamos escucharlo, especialmente cuando nos habla por medio de nuestros semejantes. Roguemos al Señor.


Exhortación final

Te damos gracias, Dios Padre, porque, como a los apóstoles,
Cristo no ha llamado por nuestro nombre a su fiel seguimiento.
Por el bautismo tú nos has hecho miembros del cuerpo de Cristo
Y templo vivo del Espíritu Santo para alabanza de tu gloria.
Es vocación hermosa nuestra vocación cristiana. ¡Gracias, Señor!
Pero es también vocación totalizante: en cuerpo y alma.

Guíanos, Señor, mediante el Espíritu de tu verdad,
Para que entendamos qué es ser discípulo auténtico de Jesús.
Y haznos fuertes para testimoniar los valores del espíritu
En el mundo que nos rodea, ahíto de cuerpo y ayuno de alma.
Así demostraremos que te pertenecemos para siempre.

Amén

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 310)

jueves, 8 de enero de 2015

Moniciones del I Domingo del Tiempo Ordinario

Moniciones para la Solemnidad del Bautismo del Señor
Moniciones
Moniciones para la Misa. 

Por: P. Domingo Vásquez Morales | Fuente: Catholic.net


Fiesta del Bautismo del Señor

Monición de entrada:


Hermanos en Cristo Jesús, hoy estamos celebrando la fiesta del bautismo del Señor en el Río Jordán por Juan Bautista y con esta fiesta terminamos el tiempo de la Navidad. Jesús en su Bautismo, se manifiesta como el Elegido, el Ungido con toda la fuerza del Espíritu, para anunciar un bautismo en el que el pecado sea realmente erradicado de la sociedad y del individuo. En el Bautismo de Jesús se realiza la manifestación de su misión y su tarea en el mundo, predica el Reino de su Padre y sana a los enfermos. Nosotros por nuestro bautismo estamos llamados a continuar la misión de Cristo en medio de la sociedad.

Primera lectura: Is 42, 1-4. 6-7 (Miren a mi Siervo a quien prefiero)

El siguiente texto del profeta Isaías nos describe los rasgos y el programa de acción del Siervo elegido del Señor: manso, paciente, fiel y tenaz en la obra de la justicia; él es alianza de un pueblo, luz de las naciones, y liberador de cuantos sufren. La liturgia de hoy aplica este texto a Cristo, para definir su persona y su misión. Escuchemos.

Segunda lectura: Hc 10, 34-38 (Dios ungió a Jesús con la fuerza del Espíritu)

La segunda lectura es tomada del libro de los Hechos de los Apóstoles. El apóstol Pedro, en los inicios de la Iglesia, testimonia a Jesús de Nazaret como el Ungido de Dios con la fuerza del Espíritu Santo y resume su acción mesiánica al decir: “Pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”. Pongamos atención.

Tercera lectura: Mc 1. 7-11 (Tú eres mi Hijo amado, mi preferido)

Las dos lecturas anteriores hablaron sobre el Siervo de Dios, ungido por el Espíritu Santo. Juan conoce personalmente a Jesús, quien se ha colocado en la fila de los pecadores, y se resiste a bautizarlo; Juan lo identifica como el Cordero de Dios. La presencia del Espíritu Santo consagró a Jesús como Mesías y Siervo con el poder para predicar, curar y fundar el Reino de Dios. Les invito para que se pongan de pie para cantamos el Aleluya.

Oraciones de los fieles

1. Por la Iglesia, extendida por el mundo: para que nunca desfallezca en su misión de predicar y bautizar en todas las partes del mundo. Roguemos al Señor.

2. Por el Papa N., nuestro obispo N. y los demás obispos: para que Dios los visite con su gracia, los ilumine y les dé fuerzas. Roguemos al Señor.

3. Por los padres de familias: para que como los primeros educadores en la fe, den buen ejemplo a sus hijos. Roguemos al Señor.

4. Por todos los que estamos reunidos en el Señor: para que Dios nos conceda perseverar en la fe, y creer siempre en el amor. Roguemos al Señor.

5. Por el progreso espiritual y material de todos los pueblos: para que todos tengan escuelas, hogar y el pan de cada día. Roguemos al Señor.

Exhortación final
Padre nuestro, en este día en que celebramos
El bautismo de Jesús y nuestro propio bautismo en el Espíritu,
Te pedimos el coraje que nos es indispensable para confesar
a Cristo como Señor de nuestras vidas, para ser cristianos,
para poder rezar el padrenuestro y abrirnos al amor fraterno,
para ser miembros conscientes y adultos de tu pueblo, la Iglesia
a fin de que el mundo vea el testimonio de nuestra fe y conducta,
para derretir nuestro hielo y llenar nuestro vacío interior,
para vencer el pecado con la fuerza de tu amor en el corazón,
para vivir, en fin, la moral cristiana con talantes de hijos tuyos
y como Ley del Espíritu que da vida en Cristo Jesús

Amén


(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 247)

viernes, 26 de diciembre de 2014

Monición para la fiesta de la Sagrada Familia - Ciclo A


Tiempo de Navidad – Ciclo A


Medita también las Moniciones Navidad


Sagrada Familia: La familia, institución en crisis

Monición de entrada:


!Felicidades a todos en este día de la Sagrada Familia!

Durante este tiempo precioso de Navidad, la Iglesia nos invita a fijarnos en la familia, primera escuela del amor y unidad. Las lecturas nos describen como debe ser una familia cristiana. El Evangelio nos recuerda que aún esta familia tuvo sus momentos de sufrimiento y dolor. Pero unidos pudieron soportar las pruebas. Como una familia unida entonemos el cántico de entrada.


Primera Lectura: Sir 3 3-7, 14-17 a (El que teme al Señor honra a sus padres)

Esta lectura nos presenta un comentario sobre el cuarto mandamiento de Dios. Se nos habla sobre como los hijos deben ser con sus padres. El honrar es parte del deber de hijos. Escuchemos con atención

Segunda Lectura: Col. 3 12-21 (La vida de familia vivida en el Señor)

San Pablo nos exhorta a mostrar la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión, el amor y la paz de Cristo. El nos dio ejemplo y también la gracia necesaria para poder practicar estas virtudes en nuestras familias. Presten atención a esta lectura.

Tercera Lectura  Lucas 2, 22-40 (Toma al niño y a su madre, y huye a Egipto)

Este evangelio nos narra la presentación de Jesús en el Templo, todo un Dios en manos de su Madre que se nos ofrece para vivir con El.

Oración Universal

1.Por todas las iglesias: para que ayuden a sus familiares a crecer en el amor de Dios y entre ellos mismos. Roguemos al Señor.

2.Por nuestras familias: para que asuman gozosa y testimonialmente los deberes y derechos de esa vocación y carisma dentro del “santuario doméstico de la Iglesia” que es la familia cristiana. Roguemos al Señor.

3.Por los que viven en familias separadas o enfrentan situaciones de conflicto: para que experimenten sanación y reconciliación. Roguemos al Señor.

4.Por todas y cada una de las familias de nuestra parroquia (se menciona el nombre de la parroquia): para que vivan en paz y progresen en el amor y den a los demás testimonio de caridad cristiana. Roguemos al Señor.

5.Por los jóvenes de nuestras comunidades para surjan las vocaciones que necesitan la Iglesia y el mundo de hoy. Roguemos al Señor.

6.Por los difuntos, especialmente los de nuestras familias: para que pronto gocen en la presencia del Padre. Roguemos al Señor.

Exhortación Final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 235)

Dios Padre de todos, que te defines como Amor
Y que quisiste que tu hijo, Cristo Jesús, creciera al calor
Del amor familiar al lado de María su madre y de san José,
Bendice con tu espíritu a nuestras familias cristianas,
Que en medio de cansancios y esperanzas, dudas y alegrías,
Gozos y temores, ilusiones y desencantos, caminan hacia ti.

Haz, Señor, que crezca siempre más y más el amor mutuo
De los esposos y de los padres e hijos entre sí.
Consolida la unión de quienes llamaste al matrimonio
Y la familia, y haz que nuestros hogares reflejen fielmente
Las virtudes domésticas de la Familia de Nazaret.

Amén.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Moniciones del IV Domingo de Adviento

Domingo IV de Adviento
21 diciembre de 2014

Moniciones

Con el encendido de las velas de la "corona del Adviento" se ha querido ir haciendo una secuencia que nos acerque convenientemente al misterio de la Navidad. Cada domingo hemos prendido una vela que permanece encendida, ya permanentemente. Y así en el altar habrá cuatro velas diferentes para realizar este signo. El Primer Domingo encendimos la primera de las cuatro, quedando las otras sin prender. En el caso del Segundo Domingo de Adviento la celebración se iniciaba con esa segunda vela ya encendida, junto a los cirios normales del altar. El Tercer Domingo, en el momento de leer la monición de entrada, se prendía la tercera.
La cuarta y ultima la encendemos hoy, en el Cuarto Domingo de Adviento. La bendición de la cuarta vela, original del Padre Leoz, aparece tras las moniciones. Hay tambien otra versión en la página de reportajes, por si pudiera interesar. El ciclo termina y ya solo esperamos la Navidad; la llegada del Niño dios, dentro de siete días.

MONICIÓN DE ENTRADA
Os deseamos nuestra más cordial bienevenida a este Eucaristía del último domingo de Adviento antes de la llegada --ya muy cercana-- de la Navidad. Vamos a encender la cuarta vela. Poco a poco se ha ido iluminando nuestra esperanza. La luz ha ido aumentando semana a semana.Pronto llegará la gran luz, Cristo, que con su claridad hará palidecer todas las demás. Pero ¿hemos encendido nosotros la luz en nuestro interior?; ¿en qué ocasiones concretas hemos sido luz para los demás, durante el adviento? Acerquémonos al Señor que viene con conciencia de que él puede liberarnos de todas nuestras esclavitudes, sacarnos de la mediocridad e igualar nuestras desigualdades. En silencio y en esta Eucaristía le decimos: ¡Ven, ven Señor, no tardes!

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- Las palabras de Dios a Natán –que nos narra el libro segundo de Samuel, nuestra primera lectura—son una profecía que anuncia la llegada del Mesías, de la estirpe de David. El tiempo de espera ya estaba abierto y se va a cumplir en los próximos días. Las promesas a David son promesas de Dios a la humanidad entera.

2.- San Pablo en su Carta a los Romanos, de donde está tomada la segunda lectura, hace referencia al tiempo de la promesa de la llegada del Mesías, revelación mantenida en “secreto durante siglos eternos”. Es el Evangelio de Jesús lo que esperaban esas generaciones anteriores a Cristo. Y también en estos días se nos va a manifestar.

S.- El salmo 88 es uno de los más largos del salterio. Hoy vamos a cantarunos ocho versos del principio y otros cuatro de la parte intermedia. Es, en definitiva, un himno al Dios fiel, al creador de todo y todos y un llamamiento a la fidelidad por parte de sus criaturas. Dios se acerca al género humano y los hombres y mujeres, de ahora y de todos los tiempos, se acercan a Dios para agradecerle su fidelidad. Bello himno para estos últimos días del Adviento.

3.- San Lucas narra en su Evangelio la escena de la Anunciación. Es una de las bellas de toda la Escritura. Ahí se descubre de manera total el don de Dios de la libertad otorgado al hombre. El ángel pide permiso, de parte de Dios, a María para que se inicie la Redención. María da su consentimiento y la historia de la humanidad comienza. Por eso hoy honramos de una manera muy especial a María, la gran protagonista del Adviento.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Moniciones del III Domingo de Adviento

III Domingo de Adviento 

14 de diciembre de 2014


Moniciones

LA CORONA DE ADVIENTO
Con el encendido de las velas de la "corona del Adviento" se quiere ir haciendo una secuencia que nos acerque convenientemente al misterio de la Navidad. Cada domingo se irá prendiendo una vela que permanecerá encendida, ya permanentemente, junto a las que esperan ser fuego. Y así en el altar habrá cuatro velas diferentes --el color puede diferenciarlas-- para realizar este signo. El Primer Domingo encendimos la primera de las cuatro, quedando las otras sin prender. En el caso del Segundo Domingo de Adviento la celebración se iniciaba con esa primera vela ya encendida, junto a los cirios normales del altar. Hoy en este Tercer Domingo, en el momento de leer la monición de entrada se prende la tercera. Y el sacerdote bendice la luz de acuerdo con el texto bendicional que aparece inmediatamente después
La cuarta será encendida en el próximo, en el Cuarto. También es interesante que el cántico de entrada sea más largo y más vibrante. Cada comunidad elegirá los cánticos que sean más adecuados a los lugares en si. El resto del adorno del altar y del presbiterio tenderá a la austeridad. La gran explosión de luz y color hay que reservarla para el Tiempo de Navidad. Hemos creído, asimismo, que para el tiempo de Adviento, tras la comunión y en espera de la bendición final, interesa leer un texto que ayuda a la necesaria reflexión sobre la Llegada del Señor. Hemos ido leyendo algunos himnos de la Liturgia de las Horas, que nos parecen adecuados, pero cada comunidad puede seleccionar cualquier texto que sirva para ese momento de reflexión. Por todo ello, hemos incluido una oración enviada por el Padre Leoz. Tendría que efectuar la lectura uno de los lectores más experimentados y que impusiera una lentitud expresiva a dicha lectura. Se trata de que los asistentes a la Eucaristía puedan saborear los textos.

BENDICIÓN DE LA TERCERA VELA DE ADVIENTO
(Preparada por Javier Leoz)
En las tinieblas se encendió una luz,
en el desierto clamó una voz.
Se anuncia la buena noticia:
¡El Señor va a llegar!
Preparad sus caminos, porque ya se acerca.
Adornad vuestra alma
como una novia que se engalana el día de su boda.
Ya llega el mensajero.
Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz.
Cuando encendemos estas tres velas
cada uno de nosotros quiere ser
antorcha tuya para que brilles,
llama para que calientes.
¡Ven, Señor, a salvarnos!,
envuélvenos con tu luz, caliéntanos en tu amor.
(Se acerca una persona y enciende el tercer cirio)
(Canto: Sois la semilla)

MONICIÓN DE ENTRADA
Encendemos la tercera vela para que siga creciendo la luz. Hoy traemos la luz de la fuerza que nace en la soledad, de la fuerza que produce el desierto con su austeridad y su sobriedad. Queremos decir de verdad que el Espíritu del Señor está sobre nosotros, porque nos ha ungido en el silencio, junto al Señor. Por eso somos portadores de evangelio, capaces de liberar a los oprimidos, consolar a los tristes y anunciar la Buena Noticia a los Pobres. Jesús nos enseña a hacerlo desde la verdad y la entrega. ¡Señor, te necesitamos! ¡Ayúdanos a hacerlo realidad!

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- Hemos oído en la antífona de entrada. “Estad siempre alegres en el Señor” Y en esta primera lectura, del Profeta Isaías, se nos repite la invitación a estar alegres porque el profeta desborda de gozo y de alegría con la presencia del Señor. El Espíritu Santo ha ungido a quien nos va a curar y a alegrar, a quien nos va a sacar de la cárcel para ser felices y libres.

S.- El canto de la Virgen, el Magnificat, es nuestro salmo de hoy, el canto interleccional, que así se llama. Es una de las páginas más bellas de la Escritura y su cántico –o rezo-- como salmo da especial brillo a nuestra celebración eucarística en este tiempo de Adviento.

2.- La alegre antífona que hemos escuchado al principio es del apóstol San Pablo y de su carta primera a los Tesalonicenses, que es la segunda lectura de hoy. Pero además Pablo de Tarso nos pide nos pide firmeza en nuestras creencias. El Señor está cerca. Esta espera en la llegada de nuestro Dios hecho niño debe ser un tiempo de esperanza y de consolidación de nuestras creencias. Debemos de estar llenos de fe y de dicha para mejor recibir al Señor que ya viene.

3.- El evangelio de Juan que vamos a escuchar continuación nos narra con gran fuerza la historia de Juan, el Bautista, el precursor del Señor Jesús. Es el anuncio formal de Dios de que el Mesías está por llegar y, por tanto, hay que prepararlo todo, mejorar nuestros caminos y nuestras vidas. El gran momento está muy cerca.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Moniciones del II Domingo de Adviento

II Domingo de Adviento

7 de diciembre de 2014


Moniciones

LA CORONA DE ADVIENTO
Con el encendido de las velas de la "corona del Adviento" se quiere ir haciendo una secuencia que nos acerque convenientemente al misterio de la Navidad. Cada domingo se irá prendiendo una vela que permanecerá encendida, ya permanentemente, junto a las que esperan ser fuego. Y así en el altar habrá cuatro velas diferentes --el color puede diferenciarlas-- para realizar este signo. El Primer Domingo, el pasado, encendimos la primera de las cuatro, quedando las otras sin prender. En el caso del Segundo Domingo de Adviento --hoy-- la celebración se inicia con esa primera vela ya encendida, junto a los cirios normales del altar. En el momento de leer la monición de entrada se prende la segunda. Y a continuación el sacerdote bendecirá la segunda vela con la oración que aparece, más abajo en esta página.
La tercera y cuarta serán encendidas en los correspondientes domingos de este tiempo de Adviento. También es interesante que el cántico de entrada sea más largo y más vibrante. Cada comunidad elegirá los cánticos que sean más adecuados a los lugares en si. El resto del adorno del altar y del presbiterio tenderá a la austeridad. La gran explosión de luz y color hay que reservarla para el Tiempo de Navidad. Hemos creído, asimismo, que para el tiempo de Adviento, tras la comunión y en espera de la bendición final, interesa leer un texto que ayude a la necesaria reflexión sobre la Llegada del Señor. Vamos a incluir algunos himnos de la Liturgia de las Horas, que nos parecen adecuados, pero cada comunidad puede seleccionar cualquier texto que sirva para ese momento de reflexión. Tendría que efectuar la lectura uno de los lectores más experimentados y que impusiera una lentitud expresiva a dicha lectura. Se trata de que los asistentes a la Eucaristía puedan saborear los textos.



MONICIÓN DE ENTRADA
Encendemos, Señor, esta luz como aquel que enciende una lamparilla para salir al encuentro del amigo que llega. En esta Segunda Semana de Adviento, queremos encender el fuego de la esperanza para prepararnos a recibirte con gozo y entusiasmo. Tú sabes cuántas sombras nos envuelven, cuántas humillaciones nos oprimen. Pero nosotros queremos escuchar tu palabra que nos consuela y nos alienta. Porque Tú eres, la voz más dulce, la paz más profunda, la alegría más verdadera. Y mañana, dia 8, nos volveremos a vernos. Celebraremos todos juntos, y con gran emoción la fiesta de la Inmaculada Concepción de María.

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- “¡Consolad a mi pueblo!” Dice el Señor, en el fragmento del Capítulo 40 del Profeta Isaías que vamos a escuchar Y es que tenemos que ser personas que consuelen. Porque la consolación nos libera de nuestro aislamiento, llena nuestro vacío, calma nuestro cansancio y nos ofrece la fuerza de Dios.

S.- El salmo 84 es otro más de los que, probablemente, fueron compuestos en el tiempo de la persecución de Antioco. El salmista nos quiere decir –a los judíos de la antigüedad y a nosotros mismos, hoy—que la justicia de Dios se ejerce con bondad y ternura por sus criaturas. Y por ello hay que cantar a la maravillosa misericordia divina.

2.- Pedro, en su Segunda Carta, que es, asimismo, nuestra segunda lectura de hoy, habla de la paciencia de Dios y de que los tiempos del Señor no son los nuestros. Nos prepara para la llegada del Señor y nos pide que estemos en paz con Él. Confiamos en la promesa del Señor: ¡Él va a venir!

3.- Escucharemos a continuación el Inicio del Evangelio de San Marcos que, como dijimos el domingo pasado, nos va a acompañar durante todo este ciclo B. Marcos hace referencia a la profecía de Isaías que ya hemos escuchado en la primera lectura y que no es otra: que el anuncio precursor por parte de Juan el Bautista de la llegada del Mesías.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Moniciones del I Domingo de Adviento

I Domingo de Adviento 
30 de noviembre de 2014

Moniciones



MONICIÓN DE ENTRADA

Bienvenidos a esta Eucaristía. Con el acto de encender esta primera vela iniciamos el Tiempo de Adviento y con ello el nuevo año Litúrgico, dentro del Ciclo B. ¡Qué la luz de Cristo nos ilumine a todos! Y en este tiempo en el que todos instalamos alarmas para defender nuestras propiedades, la Palabra de Dios nos dice: “vigilad, no os durmáis, estad en vela”. Y es que mientras custodiamos las cosas materiales, descuidamos las riquezas verdaderas de nuestra vida y en lugar de liberarnos nos sentimos esclavizados.

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- En la primera lectura, del profeta Isaías, se anuncia una gran novedad al pueblo judío, ya cinco siglos antes del nacimiento de Cristo. La paternidad de Abrahán no es la única ni, por supuesto, la más importante: el profeta anuncia la paternidad de Dios para todos los hombres. Y es algo revolucionario porque el pueblo judío, apartado de la cercanía del Padre, veía a Dios como alguien poderoso, justiciero y por tanto lejano. Isaías les ofrece una información muy notable que sería completada con creces por Jesús de Nazaret.

S.- El salmo 79 debió de ser compuesto en los tiempos de la persecución del Rey Antíoco, en los años 168-165 antes de Cristo. Y se pide que en los tiempos difíciles el Dios generoso y amante de sus criaturas dirija su mirada hacia la viña que el mismo plantó. Desde luego, estamos viviendo tiempos difíciles en los que el pueblo de Dios es hostigado y al que se le niegan muchas de las libertades a las tiene derecho.

2.- Pablo de Tarso, en su segunda carta a los Corintios –que es nuestra lectura segunda de hoy—nos dice claramente que la esperanza no es una cuestión de nuestra exclusiva cosecha: nos ha sido mostrada por Jesús y es su Vida, Muerte y Resurrección las que nos muestran el camino. Vivimos en Él y con Él, y de ahí nace y crece nuestra esperanza.

3.- El evangelio de hoy tiene continuidad con el que leíamos el domingo pasado en la Solemnidad de Cristo Rey. Es la espera vigilante. No sabemos el momento que va a llegar el Señor, pero sabemos que va a llegar. No es una promesa sin contenido. Y esa espera es la que nos da ánimos para seguir y para ocuparnos de nuestros trabajos y obligaciones cotidianas. No viene el Señor para darnos todo hecho. Viene a pedirnos a colaborar con Él para todos nos salvemos y seamos felices.