LA CORONA DE ADVIENTO
Con el encendido de las velas de la "corona del Adviento" se quiere ir haciendo una secuencia que nos acerque convenientemente al misterio de la Navidad. Cada domingo se irá prendiendo una vela que permanecerá encendida, ya permanentemente, junto a las que esperan ser fuego. Y así en el altar habrá cuatro velas diferentes --el color puede diferenciarlas-- para realizar este signo. El Primer Domingo, el pasado, encendimos la primera de las cuatro, quedando las otras sin prender. En el caso del Segundo Domingo de Adviento --hoy-- la celebración se inicia con esa primera vela ya encendida, junto a los cirios normales del altar. En el momento de leer la monición de entrada se prende la segunda. Y a continuación el sacerdote bendecirá la segunda vela con la oración que aparece, más abajo en esta página.
La tercera y cuarta serán encendidas en los correspondientes domingos de este tiempo de Adviento. También es interesante que el cántico de entrada sea más largo y más vibrante. Cada comunidad elegirá los cánticos que sean más adecuados a los lugares en si. El resto del adorno del altar y del presbiterio tenderá a la austeridad. La gran explosión de luz y color hay que reservarla para el Tiempo de Navidad. Hemos creído, asimismo, que para el tiempo de Adviento, tras la comunión y en espera de la bendición final, interesa leer un texto que ayude a la necesaria reflexión sobre la Llegada del Señor. Vamos a incluir algunos himnos de la Liturgia de las Horas, que nos parecen adecuados, pero cada comunidad puede seleccionar cualquier texto que sirva para ese momento de reflexión. Tendría que efectuar la lectura uno de los lectores más experimentados y que impusiera una lentitud expresiva a dicha lectura. Se trata de que los asistentes a la Eucaristía puedan saborear los textos.
MONICIÓN DE ENTRADA
Encendemos, Señor, esta luz como aquel que enciende una lamparilla para salir al encuentro del amigo que llega. En esta Segunda Semana de Adviento, queremos encender el fuego de la esperanza para prepararnos a recibirte con gozo y entusiasmo. Tú sabes cuántas sombras nos envuelven, cuántas humillaciones nos oprimen. Pero nosotros queremos escuchar tu palabra que nos consuela y nos alienta. Porque Tú eres, la voz más dulce, la paz más profunda, la alegría más verdadera. Y mañana, dia 8, nos volveremos a vernos. Celebraremos todos juntos, y con gran emoción la fiesta de la Inmaculada Concepción de María.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario